The following Spanish translation of my Dharma Talk was done by Yoryu Alzaa who is a Nichiren Shu Shami, novice priest, practicing in Paraguay. I am deeply indebted to him for his time and effort translating this. The English language version can be found by clicking on this link. Gassho
Me gustaría hablar un poco sobre el tiempo. En dos semanas estaré dando una lectura sobre los Principales Escritos de Nichiren – Senji Sho que en español se abrevia como Sobre la Selección del Tiempo. En este escrito Nichiren desarrolla el argumento de que este tiempo en el que vivimos, este tiempo llamado la Era de la Degeneración de la Ley Verdadera, el tiempo en que la eficacia de las enseñanzas del Buda disminuye o se vuelve completamente oscura, es el tiempo para la propagación de la esencia del Sutra del Loto. Esa esencia es Namu Myoho Renge Kyo. Él puntualiza en su tesis que el tiempo es un asunto muy importante a considerar en la determinación de qué enseñanza debe ser seguida. Hoy, sin embargo, quiero hablar de otra cosa a considerar cuando pensamos sobre el tiempo.
Nosotros tenemos la enseñanza de la simple práctica de cantar el Odaimoku, tal cual la resume el fundador de nuestra orden Nichiren. Durante su vida él desarrolló cuidadosamente el argumento de que ésta era la práctica más apropiada, mirándolo desde muchos ángulos diferentes. Ya hemos cubierto muchos de ellos viendo cuidadosamente cómo el Sutra del Loto se destaca cuando es comparado con los otros sutras del Buda.
Así que ahora que tenemos esta maravillosa simple práctica resumida para nosotros por Nichiren, qué vamos a hacer? Tenemos el regalo de la joya del Sutra del Loto y ahora debemos elegir usar este regalo.
En la clase de estudio de la semana pasada cuando vimos el Capítulo 11, hablamos sobre cómo el Buda llamó a todas sus emanaciones desde todos los rincones del universo de manera que el voto del Buda Muchos Tesoros pudiera cumplirse. Vimos cómo el Buda Shakyamuni purificó la tierra y luego se sentó al lado del Buda Taho. Durante nuestro estudio hablé sobre cómo esto se aplica directamente a nuestra propia práctica, a nuestras vidas.
Yo puntualicé que diariamente limpiamos nuestro altar hogareño y lo preparamos para el servicio de la mañana. Cuidadosamente quitamos el polvo y refrescamos las flores, cambiamos el agua y ponemos frutas frescas o comida preparada si así lo deseamos. Cuando hacemos esto somos como el Buda Shakyamuni purificando las tierras y removiendo todos los malos elementos. Entonces tal como el Buda llamó a todas sus emanaciones que estaban residiendo en varias partes del universo, nosotros también necesitamos unificarnos nosotros mismos.
A veces cuando nos sentamos frente al Honzon del Buda Eterno podemos estar apurados, o podemos tener pensamientos sobre algún problema o desafío, o incluso sobre alguna actividad divertida que nos está esperando. O quizás en la noche podemos estar estresados por algo que no anduvo bien durante el día. Necesitamos recordar que necesitamos llamar a todas las ’emanaciones de nuestra propia mente’ de manera que nuestro propio ser unificado pueda participar enteramente en la dichosa expresión de fe mediante la recitación del sutra y el Odaimoku.
Permítanme compartir una historia con ustedes, para ilustrar esto de una manera un poco diferente.
Había un carpintero que contrataron para ayudar a restaurar una vieja granja, que justo había terminado un áspero primer día de trabajo. Un neumático desinflado le hizo perder una hora de trabajo, su sierra eléctrica se rompió, y ahora su vieja pickup no quiso arrancar. Finalmente su patrón lo llevó hasta su casa, y todo el trayecto él estuvo silencioso como una piedra. Al llegar, invitó a su jefe a conocer a su familia. Mientras caminaban hacia la puerta del frente, hizo una breve pausa en un pequeño árbol, tocando los extremos de las ramas con ambas manos. Después de abrir la puerta, sufrió una asombrosa transformación. Su bronceada cara se deshizo en sonrisas mientras abrazaba a sus dos pequeños hijos y daba un beso a su esposa. Más tarde, acompañó a su patrón al auto. Mientras pasaba por el árbol, su jefe se sintió curioso y le preguntó sobre lo que había visto antes.
“Oh, ése es mi árbol de problemas”, replicó. “Yo sé que no puedo hacer nada si tengo problemas en el trabajo, pero una cosa es segura, los problemas no pertenecen a la casa donde están mi esposa y mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando vengo a casa. Entonces, a la mañana, los recojo de nuevo”.”Lo divertido es que”, sonrió, “cuando vengo a recogerlos en la mañana, no hay ni cerca tantos como recuerdo haber colgado la noche anterior”.
De alguna forma necesitamos recordar que hay que colgar nuestros problemas y distracciones cuando hacemos nuestro servicio. Preparando el altar, sentándonos apropiadamente, tocando la campana tres veces. Esta es nuestra señal de que estamos comenzando una solemne ceremonia, una que requiere nuestra total atención y participación.
Cuando hacemos nuestro servicio diario y cantamos Odaimoku estamos, recuerden, fundamentalmente alabando al Sutra del Loto. Es dificultoso alabar completamente algo si nos distraen otros pensamientos. Así como el carpintero cuelga sus problemas en el árbol fuera de su casa, nosotros también, en los momentos en que realizamos nuestras oraciones, debemos concentrar nuestra mente y realmente enfocarnos en participar con gran dicha en la ceremonia de celebrar el Sutra del Loto.
El tiempo – úsalo o piérdelo
Imaginen que hay un banco que cada mañana acredita en sus cuentas $86,400. No transporta ningún saldo de día en día. Cada noche el banco borra cualquier resto del balance que ustedes no usaron durante el día. Qué harían? Gastar cada centavo, por supuesto! Cada uno de nosotros tiene tal banco. Su nombre es TIEMPO. Cada mañana, él nos acredita 86,400 segundos. Cada noche marca, como perdido, cualquier parte de esto que no invertimos en un buen propósito. No transporta ningún saldo. No permite ningún descubierto. Cada día abre una nueva cuenta para cada uno de nosotros. Cada noche quema lo que restó del día. Si uno falla en usar los depósitos del día, pierde. No hay retorno. No hay gastos a cuenta del mañana. Debemos vivir en el presente de los depósitos de hoy. Inviértanlos de manera de conseguir lo máximo en salud, felicidad y éxito! El reloj está corriendo. Hagan de hoy lo mejor. Para realizar el valor de UN AÑO, pregúntenle a un estudiante que perdió su año. Para realizar el valor de UN MES, pregúntenle a una madre que dio a luz un niño prematuro. Para realizar el valor de UNA SEMANA, pregúntenle al editor de un semanario. Para realizar el valor de UNA HORA, pregúntenle a los enamorados que están esperando para encontrarse. Para realizar el valor de UN MINUTO, pregúntenle a una persona que perdió el tren. Para realizar el valor de UN SEGUNDO, pregúntenle a una persona que justo evitó un accidente. Atesoren cada momento que tengan! Y atesórenlo más si lo han compartido con alguien especial, suficientemente especial como para dedicarle su tiempo. Recuerden que el tiempo no espera por nadie. El ayer es historia. El mañana es un misterio. El hoy es un regalo. Es por eso que se lo llama presente!
Volviendo al escrito de Nichiren Sobre la Selección del Tiempo: el tiempo con la persona y la tierra, entre otras, es muy importante para entender cuando se practica, se propaga o se entiende una enseñanza religiosa. Nosotros, diariamente, también debemos tener en mente nuestra persona, nuestro ambiente y nuestro tiempo de práctica. Todos estos elementos están presentes en nuestro servicio diario.
Cuando podemos practicar correctamente, podemos practicar con todo el corazón y con gran dicha. El Buda dice en el Sutra del Loto, “Sépanlo, cuando remuevan sus dudas, y cuando tengan gran dicha, ustedes se convertirán en Budas!”, Capítulo 2 pág. 49. Noten que dice cuando tengan gran dicha ustedes se convertirán en Budas, no cuando se conviertan en Budas ustedes tendrán gran dicha. Con firme fe en el momento en que existimos, en este momento, en el momento en que practicamos en cada momento, cuando tenemos fe y dicha, experimentaremos la Budeidad.
Renovemos cada uno de nosotros nuestra determinación para dedicarnos a nuestra contínua fe y práctica en el Sutra del Loto.