El punto aquí es que al comprender esto al tratar de entender este origen dependiente con el que vivimos y por medio de la enfermedad, puede ser la causa de nuestro ingreso al reino de la iluminación del pratyekabuddha.
Como he estado estudiando esto y pensando profundamente en el tema, es fácil ver que estos mismos principios pueden aplicarse a todos y cada uno de los aspectos de nuestras vidas. ¿Qué condición o ámbito de los Diez Mundos hacen surgir nuestras experiencias? Cuando navegamos nuestras vidas ¿cuál es nuestra percepción? ¿Qué delirios sufrimos y, por lo tanto, causan el surgimiento de condiciones que solo aseguran el sufrimiento continuo? ¿Podemos transformar nuestras experiencias y utilizarlas de manera sana y hábil para provocar el surgimiento de reinos superiores que nos permiten reducir nuestro sufrimiento y también permitir que otros comiencen a eliminar su sufrimiento? Creo que estas son preguntas interesantes que surgen de nuestra comprensión y contemplación sobre las enfermedades.
Entonces, a lo largo de este libro, hemos aprendido cómo se han creado desequilibrios en nuestras vidas que conducen a diversas experiencias de enfermedad. Cuando nos enfocamos en gran medida en el cuerpo físico, la vida y la riqueza creamos desequilibrios; cualquier enfoque singular ignora inherentemente algo. Los enfoques singulares también aumentan el nivel de estrés debido a la vigilancia constante en un aspecto que con el tiempo drena la energía y los recursos para centrarse en la imagen más amplia de los muchos aspectos del bienestar.
También hemos aprendido que si nuestra práctica espiritual, si nuestra atención a la mente y al espíritu se ha descuidado, nos privamos de los vastos recursos y del poder sanador de la mente y el espíritu. Si no podemos tener calma apacible, o si nuestra resolución es débil, dejamos a nuestro espíritu sin vigilancia y vulnerable.
Además, si no somos diligentes en nuestras acciones, no solo en relación con nuestra salud y bienestar, sino también en nuestras acciones en la sociedad y en el medio ambiente, nos sometemos a los peligros de la desgracia. No podemos hacer mal uso o abuso de nuestro entorno, ya sea grande o pequeño, inmediato o más allá, sin evitar la acumulación de una gran cantidad de efectos negativos. Nuestras causas tienen efectos consecuentes a ellas.
Además, si carecemos de sabiduría o tenemos poca sabiduría y no logramos penetrar en la comprensión de la enfermedad y la naturaleza transitoria del sufrimiento, el vacío, el no-yo, esto conduce a un mas y mayor sufrimiento de la enfermedad.
Sin embargo, si su enfermedad lo hace expandir su vida y sentir compasión por los demás que la padecen, si tiene lástima de los demás por su dolor y sus limitaciones, la enfermedad despierta compasión. La excitación de la compasión debida a nuestra conciencia de vivir a través de y en la enfermedad le llevará a hacer un voto para ayudar a los demás. Esta compasión nos ayuda a ver que, dado que todos los fenómenos son insustanciales y transitorios, el hecho de que abandonemos nuestro propio sufrimiento sin arrepentimiento se hace más fácil. De acuerdo con el principio de lograr una resistencia tranquila sin arrepentimiento y aumentar nuestros esfuerzos de intenciones correctas y despertar. Estas son las causas de la enfermedad que despiertan el reino de Tripitaka bodhisattva de las seis perfecciones.
Al contemplar la enfermedad y tomar conciencia de que la enfermedad surge de la ilusión, la perversión, los conceptos erróneos, las pasiones y sus aflicciones, en esta vida y en nuestras existencias anteriores nos ayuda a darnos cuenta y despertar a la realidad de que tanto el yo como el nirvana están vacíos. En este caso, la enfermedad es la causa del reino del bodhisattva de las Enseñanzas Compartidas.
Al profundizar aún más en nuestra contemplación de la enfermedad, encontramos que la enfermedad está, en última instancia, vacía, que no hay un lugar del yo que experimente la enfermedad, pero todas las experiencias se experimentan de manera convencional. Entonces, cuando hacemos nuestras experiencias más sólidas, nos apegamos a la experiencia que es un obstáculo. Nuevamente, al comprender que no hay un yo fundamental, ese yo es un concepto vacío, excepto que sí, hay un cuerpo físico, hay una mente pensante, pero que va más allá de ese yo que no reside de manera permanente e independiente de todo el universo.
Comparto con ustedes una de mis formas favoritas de crear imágenes de este concepto. Si considera una ola en el océano, puede ver cómo la ola surge de la superficie del océano. Hay muchos factores que hacen que surja una ola. Algunos de esos factores son la relación entre la Tierra y la Luna, las formaciones geológicas debajo de la superficie del océano, la temperatura del agua y la siempre cambiante circulación del agua debido a la temperatura, los vientos en la superficie también afectan y causan olas, entonces también están los efectos de fenómenos geológicos como volcanes o terremotos. En resumen, hay numerosas causas para el surgimiento de las olas.
Si bien no soy un experto en olas, podría ser seguro suponer que tal vez no haya dos olas exactamente iguales, ya que toda el agua está circulando constantemente y nunca en el mismo lugar por mucho tiempo. Y como alguien que ha surfeado y que nadó en el Océano Pacífico en Hawai, puedo decir que las olas casi tienen personalidades, algunas son favorables para la navegación si capturas el lugar correcto, otras no tanto.
Podemos observar las olas y discernir que algunas olas son diferentes en apariencia y también en comportamiento. Cada ola o grupo de olas tiene características que pueden ser similares a las otras a su alrededor, de alguna manera como la forma en que nos agrupamos en la sociedad.
Pero cuando examina una ola, observa que, fundamentalmente, solo el agua del océano se ha formado de tal manera y solo existirá durante un tiempo limitado. Al final del ciclo de vida de la ola, ¿qué es? Es simplemente el agua del océano. El agua no conserva ningún marcador identificable que muestre que formó parte de la ola número seis en Sunset Beach Hawaii a las seis de la mañana del 8 de marzo de 1975 y dejó de existir 20 minutos después. La ola existió y luego la ola no existió. El agua continúa la ola no. No existe una ola fundamentalmente permanente, única y continua.
Nuestras vidas son similares en muchos aspectos. Llegamos a la existencia porque ciertas condiciones eran favorables para nuestra vida. Vivimos y viajamos en el océano de la vida como nuestra ola, con nuestro nombre. Aquí está la cosa, aunque no estamos separados del universo y la esencia de la vida a través del tiempo y el espacio. Tenemos la ilusión de que soy único, soy especial, soy permanente, soy para siempre. Estos apegos son convenientes hasta que nos causan sufrimiento; sufrimiento de expectativa de felicidad perfecta, salud perfecta, longevidad, importancia, singularidad y deseo de permanencia y eternidad como yo. Lo único que nos separa a cada uno de nosotros es simplemente nuestro karma, la acumulación de causas anteriores.
Algunas personas pueden encontrar esto preocupante, lo entiendo. Me ha costado mucho lidiar con esto para abrazarlo en paz y dejar de lado el miedo a la impermanencia. Lo encuentro bastante liberador. No fue fácil y aún así requiere mantenimiento, especialmente cuando me conecto a la memoria.
Cuando nuestra experiencia de enfermedad nos hace extinguir la experiencia y aceptar la iluminación, entonces es el caso de que la enfermedad es la causa del reino del bodhisattva de enseñanzas distintas.
A lo largo de todo esto, podemos ver que es posible que las enfermedades causen que gradualmente aumentemos o elevemos nuestra condición de vida a niveles más altos de logro. Este es el reino concebible y nos ayuda a comprender lo que no es deseable contemplar.
Traducido por Gonzalo Peña con el permiso de Ryusho Jeffus
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